Naked Lunch

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Thursday, May 6, 2010

Insectsamongus

Se mastican entre ellos mientras se pelean por estar conmigo. Es todo un bulevar. Siete de la noche y se citan primero en la cena. Luego, después de comer me esperan sin sueño para una velada bajo presión. Y así es. Mientras oro el día, entre imágenes crepusculares, me aconsejan en las miles de tareas que debo tener listas para cuando me las pidan.

Amanece. Harto se cansaron de porfías. Sus vidas, nocturnas, si que se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Veo sus mensajes por todos lados sin remitente e inicio. Ninguno tiene contenido. Extraño lenguaje. Casi muerto. Apenas me acuerdo de todo el escándalo. Piano el que barro, la tumba de ellos, los que sonaban tratando de ser acordes: en algún modo.

No hay por qué angustiarse, pues vendrán más. Uno en especial sí que lo hará. ¡Insectamongus! Es del tamaño de un pensamiento y lejos de ser meditado. Él no se llama así por supuesto. Es su apellido. Presenta patología: tiene ira. Claro que prefiere a los bebes. Con razón mi vecino el bebe lloraba. Por estos días no lo he vuelto a ver. Ha dejado un mensaje tan complejo, a unas 5 secciones, que parece un perrito de cuna dando peso entre las puertas.

Mensajes sin contenido, mil por noche. Insectamongus: su cuerpo torpe me rompió una ceja -la ceja no era mía-. No sabes cómo vendrá pero sí que sabes su siguiente encomienda.

Una horda de animalillos ves que comienzan a aparecer, ya son las siete, y no sabrás en cual de todos Insectamongus haya encomendado su nuevo estúpido mensaje.

Hay un mensaje que sí es claro cuando lo ves: Y=X². Asunto quizá confuso pero preciso. Insectamongus: del tamaño de un pensamiento y lejos de ser meditado.

La era del insecto, mi lectura en ellos. Alienados, jugando al binario.

A la Orden,
Regulador