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Friday, November 1, 2019

Un-Romanticismo

Un-Romanticismo 



Las artes y en general cualquier disciplina o área del conocimiento, siempre se verán afectadas por los desarrollos que la sociedad va planteando debido a las efervescencias colectivas[1] o coyunturas del momento. La Crisis es un estado natural al que se llega por necesidad y por deseo siendo ésta inherente a la humanidad sin importar lo “malo” o lo “bueno” que sea la transición. Todo cambio es crítico en menor o mayor proporción. En el contexto de la Europa del siglo XVIII notase la desesperación por acabar con la monarquía y los autoritarismos de pensamiento ya viciados y obsoletos para una generación emergente con deseo de cambio donde convergen poetas que si bien profetas, inspiran, siendo oportuno referir a palabras de William Ospina en Los Románticos y el Futuro:

Bertrand Russell dejó escrito que el momento más alto del romanticismo europeo no había sido un poema, ni un lienzo, ni una sinfonía, sino la muerte de Byron en Missolonghi, luchando por la libertad de Grecia. Quería expresar con ello que el romanticismo no fue una mera escuela pictórica, un movimiento poético o musical, sino una actitud vital, el espíritu de las generaciones humanas a fines del siglo XVIII y a comienzos del XIX, una manera de asumir al mundo y nuestra presencia en él. (Ospina)

La literatura ha sido materia prima para la producción de grandes obras de la música en la cual están consignados los mitos y las historias de ganadores y perdedores de guerras que en mi opinión, son los conflictos los que permiten dinamismos colocándonos en el mejor de los tiempos posibles en cualquier área del conocimiento. La música y la literatura como diría el compositor Alberto Guzmán van de la mano y decir qué fue primero daría paso a una discusión sin fin. Pero asintiendo a este pensamiento no cabe duda de la influencia de la literatura en la música y más adelante en el cine por supuesto.
La Danza Macabra de Camile Saint-Saëns es uno de los tantos ejemplos sobre música inspirada en poemas, que situados en la época de la revolución, el compositor toma de unos versos del poeta Henri Cazalis que a su vez éste recrea basándose en el antiguo género artístico tardo-medieval cuyo tema era La Muerte. Un elemento vital explotado por todas las artes del Romanticismo.
A mi modo de ver, lo que dio paso al romanticismo musical si bien era un deseo de cambio y un afán por salir de la zona de confort social y filosóficamente hablando, fue el conflicto más que externo, individual. El alter ego queriendo salir por los poros de quienes estaban en esa búsqueda de una libertad que después terminó en libertinaje haciéndonos huérfanos en un sentido económico al no tener reyes que financiaran recitales al abdicar por miedo a perder sus cabezas. “El hombre es un dios cuando sueña, y un mendigo cuando reflexiona” diría Friedrich Hölderlin, poeta alemán de comienzos de la Revolución. Dije “Haciéndonos huérfanos en un sentido económico” porque en pleno siglo XXI nada más parecido a la actual realidad de las artes que la llamada Economía Naranja. Otro de los muchos vestigios de la Ilustración junto al Plebiscito, la Re-elección y el concepto de Estado-demócrata.
Volviendo un poco de la pequeña catarsis, la Música Romántica está impregnada de elementos políticos (término post-revolución), escatológicos, mórbidos que los músicos de la época absorben durante los intercambios nocturnos en estados taciturnos y alienados por los martillos de cañón, que los separó de sus familias como es el caso de Frédéric Chopin, otro de los románticos, el “Paganini del piano” dicen, quién encontrándose en Alemania no supo más de su familia cuando cae Varsovia, Polonia, país que también busca su identidad enfrentando a Rusia. Es la era de las Revoluciones aprovechando para decir que el término Romanticismo no debe aludir solamente a Francia. De esta coyuntura Chopin compone su estudio Opus 10 número 12, Revolucionario. El conflicto generando dinamismo puro.
La Tragedia al estilo griego es otro elemento característico del contexto en cuestión. Personajes de Eurípdes, Sófocles, re-encarnan en poetas malditos como Lord Byron que muere de epilepsia durante la independencia de Grecia donde luchó. Muchos de sus escritos fueron tomados por compositores para crear óperas como Felix Mendelssohn, Robert Schumann e influenciar sinfonías como es el caso de Harold en Italia de Héctor Berlioz. La literatura nuevamente detonando sonidos en el hipocampo donde se estimula el lenguaje sucediendo un episodio musical.
Como decía al comienzo, todo converge, y una crisis es ideal para el surgimiento de ideas y romper las normas. Los conflictos conllevan a superar los obstáculos provocando pasión visceral por algo lo cual permite a la sociedad tomar partido y sí que se respiraba este clima en el XVIII. Beethoven en su momento crítico de sordera compuso su Novena.
De los elementos que a mi parecer son los que dieron paso al romanticismo musical en Europa, mi primero en la lista es El Conflicto como detonante de creatividad. Se puede apreciar nuevamente en el siglo XIX la influencia de la Primera y Segunda Guerra Mundial en las obras de aquellos compositores del momento como Carl Orff, Gustav Holst, entre otros. Y si retrocedemos en la línea cronológica se repetirá la historia. Hasta las cavernas.
La curiosidad por salir de la Tonalidad adaptando sistemas matemáticos como lo hizo Per Nørgård o biológicos como los autómatas celulares de John Von Neumann para  acercarnos a nuestro tiempo, es la herencia conceptual de la edad de las luces que abrió la puerta a lo grotesco, al nihilismo, al dadaísmo y a todos esos istmos que aúnan a la humanidad para encontrarse y disgregarse en un ciclo sin fin.



[1] La efervescencia colectiva es un concepto acuñado por el sociólogo francés Emile Durkheim que se refiere al envolvimiento casi eléctrico, extático, de un grupo alrededor de un ritual.