Naked Lunch

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Tuesday, June 11, 2019

ACEPTAR VIAJE

“Aceptar viaje”. “Desliza en el punto de recogida”. Anunciaba la aplicación encendida. Miguel acepta el viaje, uno de tantos que acepta un sábado en la Sucursal del…, que también empieza a encenderse con sus avisos de bares, casinos, estancos, restaurantes, ambulancias de la muerte y humanos que botan fuego por la boca en semáforos, donde sale a la superficie una bruma que si te roza, puede que te conviertas.

Miguel conoce la dinámica. En el día transporta ancianos, familias, perritos perfumados, un día típico de sábado en el que la gente visita parientes, centros comerciales o simplemente va. Y en la noche, bueno, la bruma. La bruma. Mismas personas, otros espíritus. Pero a pesar de conocer el libreto,   no imagina lo especial que será el viaje que ya está a punto de comenzar.

“Deslizar al recoger”. Recuerda la app. “¿Hola Iván. Buenas noches?” Dice Miguel. Iván devuelve el saludo cordialmente y como si ya conociera a Miguel, le pone conversa. Iván le pregunta a Miguel que cómo va el día. Muchos preguntan eso. Normal. Miguel contesta como disco rayado que bien. Que ha estado suave pero bien. Entonces Iván le cuenta que un primo también trabaja la aplicación y que le cuenta unas historias cheverísimas. Para corresponder a la conversación en la que no hay opción de abandonar ya que el viaje va de norte a sur de la ciudad, Miguel dice, “Ve, y qué historias son esas?” “No, pues resulta que a mi primo se le han subido viejas que cuando llegan a su destino le dicen que no tienen completo lo del servicio o algunas ni llevan plata”. Dice Iván. Le da detalles con pelos y señales de cómo las mujeres le sugieren otro método de pago a su primo. Felaciones y cosas por el estilo. Miguel muy fresco, lo escucha y mira su GPS pero todavía queda camino por recorrer.  

En el casi monólogo de su interlocutor, Miguel en su frescura que pasaba a aburrición mortecina le dice a Iván que a él nunca le ha pasado nada parecido a lo de su primo con un bostezo. Iván notando la somera desidia de Miguel en cuanto al tema y viendo que el trayecto casi termina, acelera su retórica para llegar a su pequeño desorden. Iván increpa a Miguel diciendo, “Ve, y si por ejemplo te llegara a pasar lo de mi primo pero con un man, ¿Te la dejarías mamar?” Miguel de una se anticipa diciéndole que solo acepta efectivo. No mamadas. Iván eleva sutilmente su mano izquierda que por el rabo del ojo ve venir Miguel, éste con la mirada fija en un contador de fotodetección que va en 3, 2, 1… que no logra pasar.


Con la mano de Iván masajeando por encima del jean el pene de Miguel, y el contador en 80, 79, 78… ¿Qué se puede hacer? Gritar o disfrutar del spa. Miguel fue sabio inclinándose por lo segundo. Aunque Iván pareciera ser amable y de contextura delgada, Miguel para no contradecir a su pasajero que quién sabe qué podría llegar a hacer y con una modesta erección, se resignó. 2, 1, 0. Al doblar la esquina termina el viaje. “Desliza cuando llegues al punto de destino”. Son $7000. Muchas gracias Miguel. A su servicio Iván. 

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